La espada medieval tuvo su origen, a grandes rasgos, en las espadas Vikingas, que a su vez fueron un desarrollo de las espadas Romanas y Celtas; el estudio detallado de ésta evolución es por supuesto mucho más complicado. Las espadas Vikingas tenían una morfología particular, en la cual se puede adivinar la forma inconfundible de la futura Espada Medieval en versión primitiva.
La espada Vikinga era un arma de hoja recta y ancha, doble filo, con ancho vaceo por ambos lados y con una punta poco aguda y en muchos casos directamente redonda, poco grosor de hoja y con los filos paralelos o con muy poco estrechamiento distal, lo que indica a las claras que estas espadas se usaban principalmente para cortar.
Su punto de equilibrio estaba a una distancia considerable de la guardia, lo que aumenta la inercia y potencia de sus golpes, pero dificulta recuperar el arma tras lanzar un ataque, por lo que esta espada se usaba siempre acompañada de un escudo para permitir al guerrero utilizar su arma únicamente para atacar y al mismo tiempo estar bien defendido.
La guardia solía ser recta casi siempre, y bastante corta, de forma que apenas superaba su anchura la de la hoja por unos pocos centímetros, por lo que se deduce que estaba pensada más que para defender con efectividad la mano ante los cortes del enemigo, para evitar que ésta deslizase por la empuñadura hasta la hoja, y también para que no se aplastase en caso de chocar la mano contra el escudo de algún contrincante.
El pomo solía ser de formas lobuladas, y bajo él se situaba una contraguardia, que era una placa plana, parecida a la guardia pero del tamaño del pomo y situada al final de la empuñadura para evitar que la espada se escapase de la mano al usarla. Esta contraguardia estaba remachada al pomo, y éste a la espiga de la hoja. En realidad, precisamente era ésta contraguardia la que ejercía el papel principal del pomo (tope y contrapeso) pues los lóbulos añadidos a él generalmente eran huecos.
Aunque la metalurgia de los Vikingos era excelente, las hojas de sus espada nunca superaron los 75cm de longitud. El peso de estas armas estaba en torno a 900 gramos y kilo doscientos, y se usaron durante los siglos VII al IX.
Más tarde, en el siglo X, considerado el momento en el que desaparecen las tribus vikingas como tales, el diseño de la espada Vikinga deriva en el de la Espada Normanda, base desde la cual todos los pueblos Europeos desarrollarán los diferentes tipos de espadas medievales.
La Espada Normanda (Oakeshott tipo X) ya está dotada de una guardia más ancha y capaz de defender la mano del usuario con más efectividad, así como de servir como arma por sí misma, y una hoja más larga y puntiaguda que permite usar el arma tanto con cortes como con estocadas, aunque en este caso todavía predomina el ataque cortante. Los pomos tienen variedad de formas, siendo las más comunes la de Hongo ("boletus"), Nuez de Brasil, Sombrero de Obispo, o Disco.
La guardia solía ser recta casi siempre, y bastante corta, de forma que apenas superaba su anchura la de la hoja por unos pocos centímetros, por lo que se deduce que estaba pensada más que para defender con efectividad la mano ante los cortes del enemigo, para evitar que ésta deslizase por la empuñadura hasta la hoja, y también para que no se aplastase en caso de chocar la mano contra el escudo de algún contrincante.
El pomo solía ser de formas lobuladas, y bajo él se situaba una contraguardia, que era una placa plana, parecida a la guardia pero del tamaño del pomo y situada al final de la empuñadura para evitar que la espada se escapase de la mano al usarla. Esta contraguardia estaba remachada al pomo, y éste a la espiga de la hoja. En realidad, precisamente era ésta contraguardia la que ejercía el papel principal del pomo (tope y contrapeso) pues los lóbulos añadidos a él generalmente eran huecos.
Aunque la metalurgia de los Vikingos era excelente, las hojas de sus espada nunca superaron los 75cm de longitud. El peso de estas armas estaba en torno a 900 gramos y kilo doscientos, y se usaron durante los siglos VII al IX.
Más tarde, en el siglo X, considerado el momento en el que desaparecen las tribus vikingas como tales, el diseño de la espada Vikinga deriva en el de la Espada Normanda, base desde la cual todos los pueblos Europeos desarrollarán los diferentes tipos de espadas medievales.
La Espada Normanda (Oakeshott tipo X) ya está dotada de una guardia más ancha y capaz de defender la mano del usuario con más efectividad, así como de servir como arma por sí misma, y una hoja más larga y puntiaguda que permite usar el arma tanto con cortes como con estocadas, aunque en este caso todavía predomina el ataque cortante. Los pomos tienen variedad de formas, siendo las más comunes la de Hongo ("boletus"), Nuez de Brasil, Sombrero de Obispo, o Disco.
La Espada Medieval típica (Oakeshott tipos Xa, XI, XII, XIII) tiene una hoja casi invariablemente recta y de doble filo, de perfil lenticular achatado y con acanaladuras en ambos lados para aligerarla sin restarle resistencia. La longitud de la hoja varía entre 70 y 85 cm, y ya está dotada de una punta capaz de atravesar casi todas las armaduras de la época, salvo quizá las cotas de mallas remachadas.
El punto de equilibrio se aproxima más a la guardia, haciendo más fácil y fluido su manejo, a pesar de que su masa se incrementa hasta alcanzar un peso de entre 900 gramos y 1,3 Kg, Las empuñaduras siguen siendo cortas y para acomodar una sola mano, y por tanto estas armas también se usan casi siempre (incluso en el caso de la caballería) acompañadas de un escudo.
Sigue siendo una espada enormemente contundente, como demuestran diversos grabados y tapices de la época en las que se representan batallas y la efectividad de estas armas. También se han encontrado fosas comunes pertenecientes a batallas medievales en la que los esqueletos mostraban a las claras el tipo de horribles heridas que estas armas podían inflingir.
Como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia, el desarrollo de las armas ha sido parejo al de las defensas, de modo que según avanza el medioevo, la forma de la espada evoluciona para tratar de contrarrestar el incremento en las defensas del guerrero profesional (que no del ocasional o forzoso, que se protegía como podía) y por tanto la forma de sus hojas deriva a un nuevo modelo en el que prima el poder dar fuertes estocadas antes que cortar. La cota de mallas se demuestra casi invulnerable ante los cortes de una espada, de modo que se desarrolla un tipo de hoja de forma triangular, ancha en la base y fina en la punta, con sección generalmente de diamante (4 mesas) y punta reforzada que permita atravesar esta defensa y reventar las anillas de las cotas de mallas (Oakeshott tipos XV, XVI y XVIIIa).
Estas espadas, más mazizas que los anteriores modelos, Suelen pesar algo más que las de perfil lenticular, pero la forma triangular de su hoja las suele hacer más fáciles y fluidas de manejar, puesto que al concentrarse la mayoría del peso en la zona más cercana a la empuñadura el punto de equilibrio está muy cercano a ésta, convirtiendo a estos modelos en los mejores en cuanto a manejabilidad. En este punto, existen ya muchos modelos de pomos, como los de disco, bola, cola de pescado, facetados, etc... y la longitud de las empuñaduras en algunos casos se incrementa hasta terminar por crear otro subtipo de espadas, las Bastardas.
En el siglo XIV aparecen las armaduras de Placas, magnífica defensa capaz de contrarrestar con efectividad casi cualquier ataque cortante, y muchos de los penetrantes, a menos que se acierte en una abertura entre las piezas, requiriendo de armas más potentes para ser combatida con cierta efectividad, de modo que el arma por excelencia del guerrero y el caballero deja de ser la Espada Medieval clásica, para pasar a ser la Espada de Mano y Media o Espada Bastarda, más poderosa y versátil, aparte del hacha de armas, la maza, y otras armas más resolutivas contra oponentes armados de Punta en Blanco.
La Espada Medieval ha defendido el honor de los caballeros durante 500 años... y no dejará de existir, sino que evolucionará a nuevas formas acordes con los nuevos tiempos en los que ya se usa la pólvora en el campo de batalla.
Las Hojas tienden a estrecharse un poco, y casi siempre se dotan de poderosas puntas. Las guarniciones desarrollan numerosos apéndices que protegen la mano del soldado, ahora sin guantelete, como el guarda-nudillos, las anillas laterales, gavilanes, lazos, conchas, etcétera.
La espada de guerra del renacimiento guarda similitudes respecto a la medieval en cuanto a función y uso, pero tanto ella como su esgrima se perfeccionarán aún más en los nuevos tiempos en los que los campos de batalla dejan de contemplar formaciones de arqueros y cargas de caballería, para pasar a los cuadros de picas, mangas de arcabuceros y artillería.
Associació Cultural Dames i Cavallers d'Uixó
ACDamesiCavallersdUixo@gmail.com
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